domingo, 16 de noviembre de 2014

Mitos-arte


Apolo y Dafne.

Apolo, dios del sol y la música, fue maldecido por el joven Eros después de que se burlase de éste por jugar con un arco y flechas.

Eros tomó dos flechas, una de oro y otra de hierro. La de oro incitaba el amor, la de hierro incitaba el odio. Con la flecha de hierro disparó a la ninfa Dafne y con la de oro disparó a Apolo en el corazón. Apolo se inflamó de pasión por Dafne y en cambio ella lo aborreció. En el pasado Dafne había rechazado a muchos amantes potenciales y a cambio había demostrado preferencia por la caza y por explorar los bosques. Su padre, Peneo, le pidió que contrajera matrimonio para que así le diese nietos. Sin embargo, rogó a su padre que la dejase soltera, como la hermana gemela de Apolo, Artemisa. A pesar de esto, Peneo le advirtió que era demasiado hermosa como para mantener por siempre lejos a todos sus pretendientes.

 Apolo continuamente la persiguió, rogándole que se quedara con él, pero la ninfa siguió huyendo hasta que los dioses intervinieron y ayudaron a que Apolo la alcanzara. En vista de que Apolo la atraparía, Dafne invocó a su padre.3 De repente, su piel se convirtió en corteza de árbol, su cabello en hojas y sus brazos en ramas. Dejó de correr ya que sus pies se enraizaron en la tierra. Apolo abrazó las ramas, pero incluso estas se redujeron y contrajeron. Como ya no la podía tomar como esposa, prometió amarla eternamente como su árbol y que sus ramas coronarían las cabezas de líderes. Apolo empleó sus poderes de eterna juventud e inmortalidad para que siempre esté verde

Apolo y Dafne en el arte

Apolo y Dafne, escultura de Bernini.

Pollaiuolo, pintura

 

 

 

 

Orfeo y Eurídice.

Orfeo era el esposo de la Ninfa Eurídice, de la que estaba profundamente enamorado.

 Un día que ella estaba paseando por la orilla de un río, se encontró con el pastor Aristeo. Cautivado por su belleza, Aristeo se enamoró de ella y la persiguió por el campo.

 Eurídice trató de escapar, pero mientras corría tropezó con una serpiente, que la mordió con su letal veneno. Abatido por su pérdida, Orfeo decidió viajar a los infiernos (de los que ningún mortal habría retornado jamás), para lograr que le fuera devuelta su esposa.

 A Perséfone (Proserpina), reina del mundo subterráneo, le conmovió tanto su pena, que accedió a su petición a cambio de que no mirarse a Eurídice en el camino de vuelta a la luz. Pero a medida que se acercaba el final de su viaje, Orfeo, no pudo evitar mirar hacia atrás para comprobar que su amada seguía junto a él.  Al mirar se desvaneció ante su ojos y la perdió para siempre. Orfeo nunca se recuperó y vivió con ese sufrimiento el resto de sus días.

Pintura: Rubens

Música: Gluck. Ópera

Zeus y Dánae.

En la mitología griega Dánae era una hija de Acrisio, rey de Argos, y Eurídice, hija de Lacedemón. Fue madre de Perseo con Zeus. A veces se le acreditaba la fundación de la ciudad de Ardea en el Lacio. Decepcionado por carecer de herederos varones, Acrisio consultó un oráculo para saber si esto cambiaría. El oráculo le dijo que fuese al fin de la Tierra donde sería asesinado por el hijo de su hija. Para que esta no tuviese hijos, Acrisio la encerró en una torre de bronce o en una cueva. Pero Zeus la alcanzó como una lluvia dorada y la dejó embarazada. Poco después nació su hijo Perseo.

Enfadado pero sin querer provocar la ira de los dioses matando al descendiente de Zeus, Acrisio arrojó a Dánae y Perseo al mar en un cofre de madera. El mar fue calmado por Poseidón a petición de Zeus y ambos sobrevivieron. Alcanzaron la costa de la isla de Serifos, donde fueron recogidos por Dictis, hermano del rey de la isla, Polidectes, quien crió a Perseo como su hijo.

Más tarde, después de que Perseo matase a la Medusa que petrificaba con la mirada y rescatase a Andrómeda, la profecía del oráculo se hizo realidad.

Partió hacia Argos, pero como conocía la profecía marchó antes a Larisa, donde se celebraban unos juegos atléticos. Acrisio estaba allí por casualidad, y Perseo le golpeó accidentalmente con su jabalina o un disco desviado por Apolo, cumpliendo la profecía.

Arte: tiziano.

 

 

El rapto de Europa.

Según la leyenda, Zeus estaba enamorado de Europa y decidió seducirla. Se transformó en un toro blanco y se mezcló con las manadas de su padre. Mientras Europa y su séquito recogían flores cerca de la playa, ella vio al toro y acarició sus costados y, viendo que era manso, terminó por subir a su lomo. Zeus aprovechó esa oportunidad y corrió al mar, nadando con ella a su espalda hasta la isla de Creta. Entonces reveló su auténtica identidad y Europa se convirtió en la primera reina de Creta.

Zeus le dio tres regalos: Talos, un autómata de bronce; Laelaps, un perro que nunca soltaba a su presa; y una jabalina que nunca erraba. Más tarde Zeus recreó la forma del toro blanco en las estrellas que actualmente se conocen como la constelación Tauro. Algunas leyendas cuentan que este mismo toro fue con el que se topó Heracles, y que finalmente engendró al Minotauro.

Arte: Rembrandt, Tiziano, Rubens

Mito de Perséfone.

Perséfone es hija de Zeus y Deméter (hija de Cronos y Rea, hermana de Zeus, y diosa de la fertilidad y el trigo). Su tío Hades (hermano de Zeus y dios de los Infiernos), se enamoró de ella y un día la raptó. La joven se encontraba recogiendo flores en compañía de sus amigas las ninfas y hermanas de padre, Atenea y Artemisa, y en el momento en que va a tomar un lirio, (según otras versiones un narciso), la tierra se abre y por la grieta Hades la toma y se la lleva.

De esta manera, Perséfone se convirtió en la diosa de los Infiernos. Aparentemente, el rapto se realizó con la cómplice ayuda de Zeus, pero en la ausencia de Deméter, por lo que ésta inició unos largos y tristes viajes en busca de su adorada hija, durante los cuales la tierra se volvió estéril.

Al tiempo, Zeus se arrepintió y ordenó a Hades que devolviera a Perséfone, pero esto ya no era posible pues la muchacha había comido un grano de granada, mientras estuvo en el Infierno, no se sabe si por voluntad propia o tentada por Hades. El problema era que un bocado de cualquier producto del Tártaro implicaba quedar encadenado a él para siempre. Para suavizar la situación, Zeus dispuso que Perséfone pasara parte del año en los confines de la Tierra, junto a Hades, y la otra parte sobre la tierra con su madre, mientras Deméter prometiera cumplir su función germinadora y volviera al Olimpo. Perséfone es conocida como Proserpina por los latinos.

La leyenda cuenta que el origen de la Primavera radica precisamente en este rapto, pues cuando Perséfone es llevada a los Infiernos, las flores se entristecieron y murieron, pero cuando regresa, las flores renacen por la alegría que les causa el retorno de la joven. Como la presencia de Perséfone en la tierra se vuelve cíclica, así el nacimiento de las flores también lo hace.

 

Por otra parte, durante el tiempo en que Perséfone se mantiene alejada de su madre, Deméter y confinada al Tártaro, o mundo subterráneo, como la esposa de Hades, la tierra se vuelve estéril y sobreviene la triste estación del Invierno.

Perséfone en el arte

Bernini, Rosetti, NICCOLO DELL' ABBATE, Rubens

Diana y Acteón.

Artemisa, consagrada a la castidad, estaba bañándose desnuda en los bosques cuando Acteón la encontró casualmente. Se detuvo y se quedó mirándola, fascinado por su belleza enajenante. Como castigo, Artemisa lo transformó en un ciervo por la profanación de ver su desnudez y sus virginales misterios, y envió a los propios sabuesos de Acteón, cincuenta, a que lo mataran. Estos lo hicieron pedazos y devoraron sus carnes, para después buscar a su amo por el bosque, sollozando. Entonces, encontraron al centauro Quirón, quien, para consolarlos, construyó una estatua de su difunto dueño. Según cuenta Ovidio en Las metamorfosis (libro III, 151-252), la diosa estaba acompañada de su séquito de ninfas.

Arte: literatura. Ovidio, Tiziano, Albani, Giordano …

"El color que suelen tener las nubes cuando las hiere el sol de frente, o la aurora arrebolada, es el que tenía Diana al sentirse vista sin ropa. Aunque a su alrededor se apiñaba la multitud de sus compañeras, todavía se apartó ella a un lado, volvió atrás la cabeza, y como hubiera querido tener a mano sus flechas, echó mano a lo que tenía, el agua, regó con ella el rostro del hombre, y derramando sobre sus cabellos el líquido vengador, pronunció además estas palabras que anunciaban la inminente catástrofe: Ahora te está permitido contar que me has visto desnuda, si es que puedes contarlo", Las metamorfosis, Ovidio.

 

Hércules y la hidra de Lerna.

En la mitología griega, la Hidra topeada era un antiguo y despiadado monstruo acuático con forma de serpiente policéfala (cuyo número de cabezas va desde 3, 5 ó 9 hasta 100 e incluso 10.000 según la fuente) y aliento venenoso a la que Heracles mató en el segundo de sus doce trabajos. La Hidra poseía la virtud de regenerar dos cabezas por cada una que perdía o le era amputada, y su guarida era el lago de Lerna en el golfo de la Argólida (cerca de Nauplia), si bien los arqueólogos han confirmado que este lugar sagrado es anterior incluso a la ciudad micénica de Argos, pues Lerna fue el lugar del mito de las Danaides. Bajo sus aguas había una entrada al Inframundo que la Hidra guardaba.

La Hidra era hija de Tifón y la Equidna. Fue criada por Hera bajo un plátano cerca de la fuente Amimone en Lerna. Se decía que era hermana del León de Nemea y que por ello buscaba venganza por la muerte de éste a manos de Heracles. Por esto se decía que había sido elegida como trabajo para Heracles, de forma que éste muriese.

Se enfrentó a ella con su espada y empezó a cortarle las nueve cabezas que tenía. Pero cada vez que se le cortaba una, otra renacía en el mismo lugar más fuerte que la anterior. Su sobrino le ayudó quemando el cuello de la cabeza cortada para que no renaciera otra. Al final, la Hidra murió sin cabezas y Hércules mojó las puntas de sus flechas con la sangre de la Hidra para que así fueran letales.

 Heracles pidió ayuda a su sobrino Yolao. Éste tuvo la idea (posiblemente inspirada por Atenea) de usar una tela ardiendo para quemar el muñón del cuello tras cada decapitación, cauterizando la herida y evitando así que las dos nuevas cabezas brotasen. Heracles cortó todas las cabezas y Yolao quemó los cuellos abiertos, matando así a la Hidra. Heracles tomó entonces su única cabeza inmortal y la enterró bajo una gran roca en el camino sagrado entre Lerna y Eleia, mojando sus flechas en la sangre venenosa de la Hidra y completando así su segundo trabajo.

Arte: Zurbarán. 

Perseo y la Medusa.

Perseo es un semidiós de la mitología griega, hijo de Zeus y la mortal Dánae.

Polidectes, rey de la isla de Séfiros, se enamoró de Dánae. Pensando que el joven Perseo podía ser un estorbo para sus planes, intentó librarse de él mediante una estratagema: hizo creer a todo el mundo que pretendía conquistar a la princesa Hipodamía y pidió a los habitantes de la isla que le entregase un regalo cada uno como presente, para poder ofrecerlo a su vez a la princesa. Perseo dijo que no pondría reparos para entregar cualquier cosa: incluso si hubiera de ser la cabeza de Medusa, que era una de las tres Gorgonas y podía convertir en piedra a los hombres sólo con la mirada. Polidectes aceptó como regalos los caballos de otros habitantes de la isla, pero no aceptó los de Perseo, y le mandó que le trajese la cabeza de la Gorgona que le había prometido.

Perseo partió, guiado por los dioses Atenea y Hermes, en busca de las hijas de Forcis: las Grayas, tres ancianas que sólo tenían un ojo y un diente para las tres, y se los iban pasando una a otra. Perseo les arrebató el ojo y el diente, y, a cambio de devolvérselos, las obligó a confesar dónde vivían las ninfas.

Así, Perseo encontró a las ninfas, de las que obtendría tres dones: un zurrón mágico, unas sandalias aladas y el casco de Hades, que volvía invisible a quien lo llevara puesto. Además, recibió de Hermes la hoz de Zeus, hecha de acero, con la que podría cortar la cabeza de Medusa. Pertrechado con estos objetos, Perseo llegó a introducirse en la morada de las Gorgonas, que, como las Grayas, eran hijas de Forcis. Mientras estaban dormidas las Gorgonas, Perseo se acercó a ellas. Atenea guio la mano de Perseo, que además usó como espejo el escudo de bronce que le había prestrado la diosa para ver a Medusa sin mirarla directamente. Así, Perseo alcanzó a cortar la cabeza de la Gorgona, de la que nacieron el caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor. Perseo salió del palacio de las Gorgonas. Las hermanas inmortales de Medusa Esteno y Euríale, lo buscaron, pero sin encontrarlo, ya que el casco de Hades lo volvía invisible.

 

 

BELEROFONTE Y LA QUIMERA.

Belerofonte se enfrenta a la Quimera

 La fiera asolaba los fértiles campos y devoraba el ganado. Antes de emprender esta difícil tarea, Belerofonte consultó al adivino Poliido, quien le aconsejó capturar al caballo alado Pegaso. Pegaso era querido por las musas del monte Helicón, ya que con un golpe con su pata había hecho brotar la fuente de agua Hipocrene de la tierra.

 Belerofonte no encontró a Pegaso en el monte Helicón, sino en la fuente Pirene en la Acrópolis de Corinto. La diosa Atenea entregó a Belerofonte una brida de oro para domarlo, y que Belerofonte colocó sobre su cabeza. En otras versiones, Atenea le entregó directamente a Pegaso después de haberlo domado ella misma o fue Poseidón el que le entregó a Pegaso.

 Una vez armado se dirigió a confrontar a la Quimera. Montó a Pegaso y volando sobre la Quimera, empezó a lanzarle flechas. Luego, introdujo la punta de su lanza en las fauces de la Quimera, cuyo aliento de fuego fundió la punta de plomo. Éste se escurrió por la garganta de la Quimera, quemando los órganos vitales y de esta manera Belerofonte logró vencerla

TESEO Y EL MINOTAURO.

Teseo (en griego antiguo Θησεύς, el que funda) fue un mítico heroe ateniense, hijo de Etra y Egeo, aunque según otra tradición su padre fue Poseidón,1 el dios del mar, quien poseyó a Etra en el templo de Atenea.

El rey Egeo, que no había tenido descendencia con su esposa, consultó al oráculo de Delfos, que le respondió: «No abras tu odre hasta que regreses a Atenas.» Él no comprendió el oráculo pero Piteo, rey de Trecén y padre de Etra, sí lo entendió. Lo que el oráculo había querido decir era que si llegaba a Atenas sin haber tenido relación sexual alguna, la primera mujer con la que yaciera tendría un heredero suyo. Como Piteo deseaba que su hija diera a luz al heredero del trono ateniense emborrachó a Egeo, y así consiguió que fecundara a Etra.

 Tras la concepción de Teseo, Egeo, por temor a los Palántidas, sus sobrinos, que querían el trono, decidió que su hijo no pasara la niñez con él y escondió su espada y sus sandalias bajo una roca que el niño no debía de poder mover hasta que fuera lo suficientemente fuerte. Así que la infancia de Teseo transcurrió en compañía de su madre y su abuelo en la ciudad de Trecén. Cuando cumplió los dieciséis años su madre le reveló el secreto de su paternidad y llegado a esta edad, Teseo pudo levantar la piedra, calzarse las sandalias y envainar la espada de su padre e iniciar su viaje a Atenas para ser reconocido como hijo del rey

Atenas debía enviar un tributo al rey Minos de Creta, que consistía en el sacrificio de siete doncellas y siete jóvenes, que serían devorados por el monstruo Minotauro, y que fue una condición impuesta tras la expedición militar de Minos contra Atenas para vengar la muerte de Androgeo.

 

Teseo se presentó voluntariamente en el tercer envío ante su padre para que le permitiera ser parte de la ofrenda y lo dejara acompañar a las víctimas para poder enfrentarse al Minotauro.

 Las naves en las que iban a viajar las personas ofrendadas llevaba velas negras como señal de luto, pero el rey pidió a Teseo que si regresaba vencedor, no olvidase cambiarlas por velas blancas, para que supiera, aun antes de que llegase a puerto, que estaba vivo. Teseo se lo prometió.

 Durante la travesía, Minos, que iba también en la expedición, se enamoró de una joven llamada Eribea o Peribea, según las fuentes. Minos quiso unirse a ella por la fuerza y Teseo se le opuso. En la consiguiente disputa, Minos indicó a Teseo su filiación divina, y obtuvo de su padre Zeus truenos y relámpagos. Teseo replicó que él también tenía filiación divina, puesto que en realidad era hijo de Poseidón. Para probar esta filiación, Teseo tuvo que tirarse al agua y encontrar un anillo de oro que el rey Minos había arrojado al mar. Teseo , en el mar, fue conducido por delfines a presencia de Anfítrite, esposa de Poseidón, que le dio el anillo y una corona.

 Al llegar a Creta, la princesa Ariadna se enamoró de él y propuso a Teseo ayudarlo a derrotar a su hermano (el Minotauro) a cambio de que se la llevara con él de vuelta a Atenas y la convirtiera en su esposa. Teseo aceptó.

 La ayuda de Ariadna consistió en dar a Teseo un ovillo de hilo que éste ató por uno de los extremos a la puerta del laberinto. Otra versión indica que la ayuda de Ariadna consistió en una corona que emitía un resplandor y que le había dado Dioniso como regalo de boda o bien que podría ser la misma corona que le había regalado Anfítrite durante el viaje a Creta.

 Así Teseo entró en el laberinto hasta encontrarse con el Minotauro, al que dio muerte a puñetazos. A continuación recogió el hilo y así pudo salir del laberinto e inmediatamente, acompañado por el resto de atenienses y por Ariadna, embarcó de vuelta a Atenas, tras hundir los barcos cretenses para impedir una posible persecución.

Dédalo e Ícaro.

En la mitología griega, Dédalo (en griego Δαίδαλος Daídalos) era un arquitecto y artesano muy hábil, famoso por haber construido el laberinto de Creta. Dédalo tuvo dos hijos: Ícaro y Yápige.

Dédalo estaba tan orgulloso de sus logros que no podía soportar la idea de tener un rival. Su hermana había dejado a su hijo Perdix a su cargo para que aprendiese las artes mecánicas. El muchacho era un alumno capaz y dio sorprendentes muestras de ingenio. Caminando por la playa encontró una espina de pescado. Imitándola, tomó un pedazo de hierro y lo cortó en el borde, inventando así la sierra. Unió dos trozos de hierro por un extremo con un remache y afiló los extremos opuestos, haciendo así un compás. Dédalo tenía tanta envidia de los logros de su sobrino que cuando un día estaban juntos en lo alto del templo de Atenea en la Acrópolis, aprovechó la oportunidad y lo empujó. Pero la diosa, que favorece al ingenio, le vio caer y cambió su destino transformándole en un pájaro bautizado con su nombre, la perdiz. Este pájaro no hace su nido en los árboles ni vuela alto, sino que anida en los setos y evita los lugares elevados, consciente de su caída. Por este crimen Dédalo fue juzgado y desterrado.

Tras matar a Perdix, es expulsado de Atenas. Llega al reino de Minos obteniendo trabajos de gran importancia (construcción de Talos, una estatua de bronce como defensa militar).

 Dédalo construyó una amplia pista de baile para Ariadna (Ilíada xviii.591) y más tarde construyó un laberinto en el que estaba encerrado el Minotauro y del que escapó Teseo gracias al consejo de usar un hilo que le dio Ariadna.

 El laberinto era un edificio con incontables pasillos y calles sinuosas abriéndose unos a otras, que parecía no tener principio ni final. Dédalo lo construyó para el rey Minos, pero tras ello perdió el favor del rey y fue encerrado con su hijo Ícaro en una torre. El rey Minos quería el laberinto para encerrar en él al Minotauro, el hijo de su esposa Pasífae. Poseidón había maldecido a Pasífae y Dédalo le construyó una vaca de madera hueca para que pudiese aparearse con un toro

Dédalo consiguió escapar de su prisión, su propio laberinto, pero no podía abandonar la isla por mar, ya que el rey mantenía una estrecha vigilancia sobre todos los veleros y no permitía que ninguno navegase sin ser cuidadosamente registrado. Dado que Minos controlaba la tierra y el mar, Dédalo se puso a trabajar para fabricar alas para él y su joven hijo Ícaro. Enlazó plumas entre sí empezando por las más pequeñas y añadiendo otras cada vez más largas, para formar así una superficie mayor. Aseguró las más grandes con hilo y las más pequeñas con cera, y le dio al conjunto la suave curvatura de las alas de un pájaro.

 Cuando al fin terminó el trabajo, Dédalo batió sus alas y se halló subiendo y suspendido en el aire. Equipó entonces a su hijo de la misma manera y le enseñó cómo volar. Cuando ambos estuvieron preparados para volar, Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría volar. Entonces padre e hijo echaron a volar.

 Pasaron Samos, Delos y Lebintos, y entonces el muchacho empezó a ascender como si quisiese llegar al paraíso. El ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y éstas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar. Su padre lloró y, lamentando amargamente sus artes, llamó a la tierra cercana al lugar dónde Ícaro había caído Icaria, en memoria de su hijo. Dédalo llegó sano y salvo a Sicilia bajo el cuidado del rey Cócalo, donde construyó un templo a Apolo en el que colgó sus alas como ofrenda al dios.

 

 

 

 

 

 

 

EL JUICIO DE PARIS.

la diosa de la Discordia, molesta por no haber sido invitada a las bodas de Peleo, a la que habían sido convidados todos los dioses, urdió un modo de vengarse sembrando la discordia entre los invitados: se presentó en el sitio donde estaba teniendo lugar el banquete, y arrojó sobre la mesa una manzana de oro, que habría de ser para la más hermosa de las damas presentes. Tres diosas (Atenea, Afrodita y Hera) se disputaron la manzana produciéndose una gran confusión y disputa, que hubo de intervenir el padre de todos los dioses, Zeus (Júpiter en la mitología romana). Zeus decidió encomendar la elección a un joven mortal llamado Paris, que era hijo del rey de Troya. El dios mensajero, Hermes (Mercurio), fue enviado a buscarlo con el encargo del Juicio que se le pedía; localizó al príncipe-pastor y le mostró la manzana de la que tendría que hacer entrega a la diosa que considerara más hermosa. Precisamente por eso lo había elegido Zeus; por haber vivido alejado y separado del mundo y de las pasiones humanas. Así, se esperaba de él que su juicio fuera absolutamente imparcial.

 Cada una de las diosas pretendió convencer al improvisado juez, intentando incluso sobornarlo. La diosa Hera, esposa de Zeus, le ofreció todo el poder que pudiera desear, o, también, el título de Emperador de Asia; Atenea, diosa de la inteligencia, además de serlo de la guerra, le ofreció la sabiduría o, según otras versiones, la posibilidad de vencer todas las batallas a las que se presentase; Afrodita, le ofreció el amor de la más bella mujer del mundo. Se distinguen varias versiones sobre la desnudez o no de las diosas: una primera que indica que todas se desnudaron para mostrar así su belleza al mortal; una segunda que indica que únicamente lo realizó Afrodita para demostrar así su belleza y por ello ganó; y una última que niega esta posibilidad del desnudo de las diosas.

 Paris se decidió finalmente por Afrodita, y su decisión hubo de traer graves consecuencias para su pueblo, ya que la hermosa mujer por la que Afrodita hizo crecer el amor en el pecho de Paris, era Helena, la esposa del rey de Esparta, Menelao; en ocasión del paso de Paris por las tierras de este rey, y después de haber estado una noche en su palacio, Paris raptó a la bella Helena y se la llevó a Troya.

 Esto enfureció a Menelao y éste convocó a los reyes aqueos como Agamenón, su hermano, que fue nombrado comandante en jefe; Odiseo, que, inspirado por Atenea, fue el que ideó el caballo de madera con el que la expedición aquea pudo por fin tomar Troya y Aquiles, entre muchos otros, para ir a recuperar a Helena o, si fuese necesario, pelear por ella en Troya, hecho que glosa Homero en la Ilíada.

 

 

 

 

 

 

domingo, 9 de noviembre de 2014

HÉROES MÁS REPRESENTATIVOS

Odiseo o Ulises (Ὀδυσσεὺς en griego, Vlixes en latín) es uno de los héroes legendarios de la mitología griega que aparece como personaje de la Ilíada y es el protagonista y da nombre a   la Odisea, obras ambas atribuidas a Homero. Rey de Ítaca, una de las actuales islas Jónicas,  esposo de Penélope, padre de Telémaco que sufrieron esperándolo durante veinte años: diez de ellos los había pasado luchando en la guerra de Troya y los otros diez intentando regresar a Ítaca con una serie de problemas y obstáculos que tuvo que afrontar. Protegido por Atenea.
Perseo (Περσεύς) es un semidiós de la mitología griega, hijo de Zeus  y la mortal Dánae.  Su principal hazaña fue matar a la medusa,  que era una de las tres Gorgonas y podía convertir en piedra a los hombres sólo con la mirada.
Teseo: príncipe de Atenas. Su mayor hazaña fue matar al minotauro en el famoso laberinto de la isla de Creta. Ayudado por la hija del rey Minos, Ariadna.
Heracles: hijo de Zeus y Alcmena. Desde su nacimiento, la diosa Hera, esposa de Zeus, quiso deshacerse de él. Es el más célebre de los héroes clásicos, destaca por su gran fuerza. Su mayor hazaña, realizar las doce pruebas para el rey Euristeo, por orden de Hera, así consiguió la inmortalidad.
Aquiles: hijo de la diosa Tetis y del mortal Peleo, fue uno de los grandes héroes de la mitología griega. De todos los que lucharon en la Guerra de Troya fue el más reconocido. Su papel en la guerra fue decisivo para la victoria de los griegos. Pese a sus cualidades sobrehumanas, Aquiles era mortal. Su muerte fue anticipada y, al contrario que otras figuras como Heracles (Hércules), no le esperaba la edificación, sino una vida de desesperanza en el mundo de las sombras. La extrema fortaleza, crueldad, arrogancia y belleza de Aquiles se convirtió en el prototipo de todos aquellos que quisieran pagar por vivir una vida ilustre, peligrosa y acelerada. Este tipo de vida siempre conlleva una muerte prematura, tal y como muestran los ejemplos de Alejandro Magno, conquistador macedonio que admiraba al propio Aquiles.
Eneas: un héroe de la guerra de Troya, que tras la caída de la ciudad logró escapar, emprendiendo un viaje que lo llevaría hasta la tierra de Lacio (en la actual Italia) donde tras una serie de acontecimientos se convirtió en rey y a la vez en el progenitor del pueblo romano, pues en esa misma tierra dos de sus descendientes, Rómulo y Remo, fundarían la ciudad de Roma. Era hijo del príncipe Anquises y de la diosa Afrodita (Venus en la mitología romana
Se trata de una figura importante de las leyendas griegas y romanas. Sus hazañas como caudillo del ejército troyano son relatadas en la Ilíada de Homero, y su viaje desde Troya (guiado por Afrodita) que llevó a la fundación de Roma, fue relatado por Virgilio en la Eneida.
Jasón: fue educado por el centauro Quirón hasta que se convirtió en adulto. Cuando cumplió veinte años, se dirigió a Yolco dispuesto a recuperar el trono que por herencia le pertenecía. Vestía de manera extraña, cubierto con una piel de pantera, con una lanza en cada mano y con el pie izquierdo descalzo. Con esta indumentaria se presentó en la plaza pública de Yolco en el momento en que su tío Pelias se disponía a celebrar un sacrificio. Jasón permaneció con su padre Esón cinco días y al sexto se presentó a Pelias y le reclamó el trono que legítimamente le pertenecía. Pelias decidió alejarlo de su tierra enviándolo a una difícil misión: viajar hasta la Cólquida (al pie del Cáucaso), y traer de allí el vellocino de oro, la piel de un carnero fabuloso
Orfeo: cuando tocaba su lira, los hombres se reunían para oírlo y hacer descansar sus almas. Así enamoró a la bella Eurídice y logró dormir al terrible Cerbero cuando bajó al inframundo a intentar resucitarla.
Atalanta: Atalanta decidió mantenerse virgen para consagrarse a la diosa de la cacería y los montes, Artemisa, a quien emulaba con sus acciones. Por ello, Atalanta vivía en el bosque y llegó a ser una de las cazadoras más renombradas de la antigüedad. Como mujer se enfrentó a muchos peligros. Además de estar consagrada a Artemisa, lo que implicaba que debía mantenerse siempre virgen, un oráculo le predijo que el día en que se casara sería convertida en animal. Por ello, para evitar cualquier pretendiente, anunció que su esposo sería sólo aquél que lograra vencerla en una carrera; por el contrario, si ella triunfaba, debía matar a su oponente. Aun cuando Atalanta concedía ventaja a sus rivales al comienzo de la competición, ella siempre vencía y les daba muerte. Así fue hasta que apareció el hombre que logró derrotarla. Este apuesto joven, llamado Hipómenes, consiguió obtener la mano de Atalanta gracias a un ardid: llevaba con él unas manzanas de oro que le había regalado Afrodita, diosa del amor, y que procedían del jardín de las Hespérides. Cada vez que la joven iba a darle alcance en la carrera, Hipómenes dejaba caer una de las manzanas, que Atalanta se detenía a recoger hechizada por su mágica belleza. Mientras ella se distraía con cada manzana que caía, el joven logró llegar antes a la meta. La pareja, muy enamorada, vivió feliz durante un tiempo, compartiendo cacerías y hazañas. En una de estas ocasiones, los esposos entraron en uno de los santuarios de Cibeles. Cibeles montó en cólera ante el sacrilegio y los transformó en dos leones. Era creencia entre los antiguos griegos que los leones no se cruzaban entre sí, de manera que al convertirlos en estos animales Cibeles no sólo les arrebató su condición de humanos, sino que los condenó a una vida separada. Una vez metamorfoseados, los unció a su propio carro para que tiraran de él, tal y como aparecen representados en la fuente de Cibeles del Paseo del Prado de Madrid.
Filoctetes: era famoso por su arco y flechas, objetos que le habían sido entregados por Heracles. fue uno de los pretendientes de Helena de Troya antes de su matrimonio con Menelao. Aunque partió con los buques griegos para participar en la guerra de Troya, la mordedura de una serpiente impediría que desempeñara esta misión. Cuando Filoctetes se recuperó y acudió a la guerra, su arco mitológico disparó la flecha que acabaría con la vida de Paris.
Medea: es el arquetipo de bruja o hechicera, con ciertos rasgos de chamanismo. Era nieta del titán Helios. Jasón (su esposo) acordó con el rey Creonte abandonar a Medea, a la que el Rey pretendía expulsar de Corinto, para unirse a su hija la princesa Glauca. Medea entonces, arrastrada por los celos, envió a Glauca como regalo de bodas un manto de irresistible belleza. Cuando Glauca lo recibió de manos de la sirvienta de Medea se lo puso de inmediato, liberando la magia contenida en él que la convirtió en una tea llameante. Las llamas la consumieron totalmente a ella y a su padre, Creonte, que se abalanzó sobre ella con intención de salvarla. A continuación, y para hacer el máximo daño a Jasón, Medea mató a los dos hijos que habían tenido en común. Otra versión afirma que Jasón había dejado a Medea por Creúsa, que parece ser la propia Glauca, a la que Medea regaló un vestido que al ponérselo se le pegaría al cuerpo y la mataría.

En la tragedia de Eurípides, es Medea quien envía a sus dos hijos con el manto para Glauca. Medea sabía que matarían a sus hijos si los mandaba con el presente, pero sus deseos de venganza contra Jasón eran mayores que el amor por ellos.

Electra: Electra se hallaba ausente de Micenas cuando su padre regresó de la Guerra de Troya y fue asesinado. Ocho años más tarde, Electra regresó de Atenas con su hermano, Orestes. A Orestes lo salvaron su vieja nodriza o Electra, que lo llevaron a Fanote, tras el Monte Parnasos, donde lo confiaron al rey Estrofo. Cuando cumplió veinte años, el oráculo en Delfos ordenó a Orestes que regresara a su patria y vengara la muerte de su padre.
Se encontró con Electra ante la tumba de Agamenón, donde ambos habían ido a rendir honras fúnebres a los muertos, se reconocieron y pusieron de acuerdo para que Orestes pudiera vengar a su padre. Orestes, después de vengarse enloqueció y fue perseguido por las Erinias, (o Furias)  cuya misión era castigar cualquier trasgresión de los lazos de piedad familiar. Orestes se refugió en el templo en Delfos. Aunque Apolo le hubiera ordenado vengarse, fue incapaz de protegerlo de las consecuencias de sus acciones. Al fin, Atenea lo recibió en la Acrópolis de Atenas y arregló un juicio ante doce jueces áticos.



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