Edipo rey es una
tragedia griega de
Sófocles, de fecha desconocida. Aunque la tetralogía de la que formaba parte (de la que se han perdido las demás obras) sólo logró el segundo puesto en el
agón dramático, muchos consideran
Edipo rey la obra maestra de Sófocles. Entre ellos,
Aristóteles, que la analiza en la
Poética.
La obra nos presenta a
Edipo en su momento de mayor esplendor, como rey de
Tebas y esposo de
Yocasta.
Para salvar a la ciudad, comienza a investigar la muerte del rey anterior, Layo. Poco a poco se descubre la verdad: Edipo es el asesino que busca, Layo era su padre y su esposa, Yocasta, es al mismo tiempo su madre. Yocasta se suicida y
Edipo, tras cegarse a sí mismo, pide a su cuñado
Creonte que le deje partir al destierro y se quede con sus dos hijas, ya que sus dos hijos son hombres y sabrán cómo actuar.
En la mitología griega,
Antígona es hija de
Edipo y
Yocasta , es hermana de
Ismene,
Eteocles y
Polinices. Acompañó a su padre Edipo al exilio y, a su muerte, regresó a la ciudad.
En el mito, los dos hermanos varones de Antígona se encuentran constantemente combatiendo por el trono de Tebas, debido a una maldición que su padre había lanzado contra ellos. Se suponía que Eteocles y Polinices se iban a turnar el trono periódicamente, pero, en algún momento, Eteocles decide quedarse en el poder después de cumplido su período, por lo que se desencadena una guerra, pues, ofendido, Polinices busca ayuda en
Argos, una ciudad rival, arma un ejército y regresa para reclamar lo que es suyo. La guerra concluye con la muerte de los dos hermanos en batalla, cada uno a manos del otro, como decía la profecía.
Creonte, entonces, se convierte en rey de Tebas y dictamina que, por haber traicionado a su patria, Polinices no será enterrado dignamente y se dejará a las afueras de la ciudad al arbitrio de los cuervos y los perros. (Este mito es contado en la tragedia
Los siete contra Tebas de
Esquilo.)
Los honores fúnebres eran muy importantes para los griegos, pues el alma de un cuerpo que no era enterrado estaba condenada a vagar por la tierra eternamente. Por tal razón, Antígona decide enterrar a su hermano y realizar sobre su cuerpo los correspondientes ritos, rebelándose así contra
Creonte, su tío y suegro (pues estaba comprometida con
Hemón, hijo de aquel).
La desobediencia acarrea para Antígona su propia muerte: condenada a ser sepultada viva, evita el suplicio ahorcándose. Por otra parte, Hemón, al ver muerta a su prometida, tras intentar matar a su padre, se suicida en el túmulo, abrazado a Antígona; mientras tanto,
Eurídice, esposa de Creonte y madre de Hemón, se suicida al saber que su hijo ha muerto. Las muertes de Hemón y Eurídice provocan un profundo sufrimiento en Creonte, quien finalmente se da cuenta de su error al haber decidido mantener su soberanía por encima de todos los valores religiosos y familiares, acarreando su propia desdicha.
La persistencia del tema de Antígona en la cultura de Ocidente en todas sus épocas, a través de innumerables reelaboraciones en todos los géneros, ha sido señalada por
George Steiner como el caso más extremo y extraordinario de permanencia y reiteración de un tema dramático. Steiner lo explica atribuyéndolo a que en él se condensan los cinco conflictos fundamentales que a su juicio dan origen a todas las situaciones dramáticas. El enfrentamiento entre Antígona y Creonte sobre el destino de los restos de Polinices plantea a la vez los conflictos entre hombres y mujeres, entre la vejez y la juventud, entre la sociedad y el individuo, entre los seres humanos y la divinidad, y entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
[1]
El tema de Antígona ha dado lugar a varias obras, dramáticas, operísticas y teatrales